¿Cómo se hace el cálculo de la antigüedad laboral y cuál es su importancia?

Antigüedad laboral
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La antigüedad laboral es un concepto que tiene un peso considerable en la vida profesional de cualquier trabajador. No se trata solo de cuánto tiempo se trabaje, sino de cómo se computa el mismo y qué derechos se derivan de él.

Hay que tener en cuenta que la antigüedad puede marcar una diferencia importante en aspectos fundamentales para el trabajador, como ciertos beneficios laborales. Por eso, conviene saber cómo se calcula correctamente y en qué situaciones puede verse alterada.

¿Qué se entiende por antigüedad laboral?

La antigüedad laboral hace referencia al tiempo que una persona ha prestado servicios para una empresa concreta. En principio, su cómputo comienza en la fecha de inicio del primer contrato, incluso aunque hayan existido varios contratos sucesivos con la misma empresa.

Este dato, que puede parecer tan sencillo, se complica cuando se analizan determinadas situaciones: contratos temporales encadenados, periodos de inactividad, excedencias o cambios dentro de un grupo empresarial. Y ahí es donde surgen muchas de las dudas habituales.

¿Cómo se calcula la antigüedad laboral?

La regla general es que la antigüedad se cuenta desde el primer día en que se inició la relación laboral con la empresa, y no solo desde la firma del último contrato. Esto es especialmente relevante en casos donde ha habido una sucesión de contratos con interrupciones breves.

Existen varios matices que conviene tener en cuenta:

  • Periodo de prueba y prácticas. Si el contrato supera el periodo de prueba, ese tiempo sí computa a efectos de antigüedad. Las becas y prácticas no laborales no computan; en cambio, los contratos formativos (laborales) sí computan cuando hay continuidad en la empresa.
  • Trabajo previo en una ETT. Si el trabajador ha estado contratado por una empresa de trabajo temporal (ETT) y luego ha sido incorporado por la empresa usuaria, el tiempo prestado a través de la ETT también cuenta como antigüedad si hay unidad esencial del vínculo.
  • Bajas laborales. Las bajas, ya sean por enfermedad, maternidad o cualquier otro motivo, no interrumpen la antigüedad laboral.
  • Excedencias. La excedencia voluntaria interrumpe el cómputo de la antigüedad. Por el contrario, no se pierde antigüedad durante una excedencia forzosa o por cuidado de hijos o familiares.
  • Sucesión de empresas. Cuando una empresa cambia de titularidad y el trabajador continúa en su puesto, la antigüedad se mantiene.
  • Traslados y subrogaciones. El traslado dentro de la misma empresa no afecta a la antigüedad. Si se pasa a otra empresa del mismo grupo, la conservación de la antigüedad no es automática, sino que depende del caso.

En definitiva, la antigüedad no siempre equivale al tiempo real trabajado, sino que puede estar sujeta a interpretaciones jurídicas, especialmente si ha habido interrupciones contractuales.

¿Qué ocurre si ha habido contratos temporales encadenados?

Una de las situaciones más complejas se da cuando un trabajador ha tenido varios contratos de duración determinada con una misma empresa, separados por periodos de inactividad. En estos casos, hay que analizar si esos contratos pueden considerarse parte de una relación laboral continua.

La clave está en el tiempo que ha transcurrido entre uno y otro contrato. Aunque el Estatuto de los Trabajadores no regula esta cuestión de forma expresa, los tribunales han establecido ciertos criterios. En general, se considera que existe continuidad si el lapso entre contratos ha sido inferior a un mes. No obstante, la jurisprudencia ha ido ampliando este margen en función de las circunstancias del caso.

Así, por ejemplo, el Tribunal Supremo ha reconocido como válida la antigüedad acumulada incluso con una interrupción de casi cuatro meses entre contratos, siempre que se aprecie una unidad en la relación laboral.

¿Y en el caso de los trabajadores fijos discontinuos?

En el caso de los trabajadores fijos discontinuos, tradicionalmente solo se tenía en cuenta el tiempo de trabajo efectivo. Sin embargo, esta visión cambió a raíz de resoluciones judiciales y una reforma legal.

Actualmente, y conforme al artículo 16.6 del Estatuto de los Trabajadores, la antigüedad se calcula tomando como referencia toda la duración de la relación laboral, no únicamente los periodos efectivamente trabajados. Este criterio responde al principio de igualdad y ha sido avalado por el Tribunal Supremo en su sentencia 790/2019, de 19 de noviembre, en consonancia con el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Esta orientación quedó plasmada tras la reforma introducida por el Real Decreto-ley 32/2021, de 28 de diciembre.

No obstante, hay una excepción importante: para calcular la indemnización por despido, solo se computan los días efectivamente trabajados. Así lo dejó claro el Tribunal Supremo en su sentencia 730/2020, de 30 de julio, lo que implica que el cómputo puede variar según el derecho que se trate de aplicar.

¿Por qué es tan importante la antigüedad laboral?

La antigüedad laboral tiene efectos directos sobre múltiples aspectos del contrato de trabajo. Estos son algunos de los más relevantes:

  • Complementos salariales. En muchos convenios colectivos, los trabajadores reciben pluses por antigüedad, como los trienios. Cuanto mayor es la antigüedad, mayor puede ser el complemento económico.
  • Promoción profesional. En algunos casos, la antigüedad es un criterio determinante para ascensos, concursos de méritos o reestructuraciones internas.
  • Indemnización por despido. Este es uno de los aspectos más significativos. A la hora de calcular la indemnización, se toma en cuenta el salario y la antigüedad del trabajador. Por eso, un error en el cómputo puede suponer una reducción importante en la cantidad a recibir.
  • Otros derechos. También puede influir en permisos retribuidos, reducciones de jornada, prioridad de permanencia en la empresa ante despidos colectivos, etc.

¿Se puede perder la antigüedad?

Sí, la antigüedad se pierde si la relación laboral finaliza de forma definitiva, ya sea por despido, por fin de contrato o por baja voluntaria del trabajador. En esos casos, si más adelante se produce una nueva contratación, comenzará a contar desde cero, salvo que se pueda demostrar una continuidad entre ambos periodos.

Por eso es importante revisar bien cada caso y, ante la mínima duda, contar con el asesoramiento de un abogado laboralista. Un buen cálculo de la antigüedad puede marcar una gran diferencia en momentos clave de la vida laboral.

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